La pregunta más importante que tenés que hacerte para cambiar de trabajo

Estamos empezando el año y como es habitual muchas personas empiezan a pensar en su próximo paso profesional. Las vacaciones pasan y hay que tomar decisiones. Si se nos presenta una propuesta laboral, ¿con qué criterio debemos evaluarla? ¿Cómo elegir entre varias opciones?

Hace un tiempo escuché una pregunta que me quedó grabada: “Si el dinero no existiera, ¿aceptarías la propuesta?”

Las motivaciones extrínsecas en el trabajo

El dinero importa y mucho, sin duda. Necesitamos un ingreso para vivir bien que  tiene que guardar relación con el aporte de valor que ofrecemos y el mercado. Creo que los salarios deben ser los suficientemente buenos para que no sean un motivo de preocupación. Cuando el dinero no alcanza, es difícil ser productivo.

Pero haciendo estas salvedades, el dinero forma parte de las motivaciones extrínsecas. Es decir, está fuera del individuo. Si la ÚNICA razón por la que elegimos un trabajo es el dinero tarde o temprano estaremos en problemas.

Cuando uno consigue un mejor ingreso (ya sea por aumento, promoción o cambio de trabajo), está mejorando su situación económica. Pero con el paso del tiempo (y más aún en tiempos inflacionarios), ese ingreso extra empieza a perder efecto. Uno se acostumbra a ganar mejor y pasa a ser un nuevo piso. El plus de motivación por ese salto dura poco tiempo.

Las motivaciones intrínsecas en el trabajo

Pero para la mayoría de las personas, el trabajo es mucho más que el dinero. Existe un disfrute por la tarea realizada, por formar parte de un buen equipo de trabajo, por los desafíos de crecimiento, por el desarrollo y formación profesional, por el reconocimiento, por el aprendizaje, por la misión de la organización, por el clima laboral, etc…

Todas estas cosas no tienen que ver estrictamente con el dinero. Y en el largo plazo son las que nos hacen más felices.

Por lo tanto, a la hora de decidir por una propuesta, intentá identificar qué hay más allá de la compensación y los beneficios. Si los elementos no monetarios no te cierran, no te entusiasman o te generan muchas dudas, pensalo dos veces. Tu “yo-laboral” de aquí a seis meses te lo va a agradecer.