No importa la industria, locación, seniority. Todos cometemos el mismo error a la hora de responder a la pregunta: “¿A qué te dedicás?” Y este error tiene enormes implicancias para el Siglo XXI. Intentaré explicar el error y cómo corregirlo.

Tu trabajo no es tu trabajo

Hace unos días volví a ver una charla de Fredy Kofman llena de sabiduría que me sirvió de inspiración para este artículo. En la charla Fredy les pide a los participantes que le expliquen a sus compañeros qué es lo que hacen. Tanto ellos como nosotros responderíamos algo así: “Soy ingeniero”, “estoy en ventas”, “hago eventos”, “soy secretaria”, “arreglo computadoras”, “doy clases”, “tengo un comercio”, etc.

Sin embargo tu trabajo no es lo que hacés, sino el objetivo que perseguís. En mi caso, mi trabajo (uno de los que tengo) no es ser docente, mi trabajo es ayudar a los estudiantes a aprender. Para eso hago lo que hago. No se trata sobre mí. Yo soy un simple medio que podría (y puede) ser reemplazado por otro medio (libro, curso online, video, etc). Todo lo que hago en el aula busca que los alumnos aprendan. Así se define mi trabajo y mi éxito.

Tareas versus Misión

Ayudar a los estudiantes a aprender o crecer es mi misión como docente. Esa misión se logra con diversas tareas. La más importante es dar clases. Pero a veces involucra otras, como dar un feedback en privado, conversar sobre un caso particular, recomendar libros, hacer una pregunta desafiante, tomar exámen, etc.

La misión responde a la pregunta por qué hacés lo que hacés. Siempre involucra a un cliente, es decir, busca mejorar la calidad de vida de alguien más. Tiene en el ADN vocación de servicio. Todo trabajo tiene por fin último ayudar a otro. Será resolver un problema o satisfacer una necesidad. Siempre hay alguien más y eso suele otorgar significado al trabajo.

¿Por qué esto es importante?

En un mundo con avances tecnológicos que cada día reemplazan más y más tareas que antes hacían humanos, es muy importante entender cuál es realmente tu trabajo. Tus tareas pueden (y van) a cambiar. Pero tu trabajo o misión debería permanecer más estable.

Ejemplos:

Si sos comerciante o estás en ventas, en el Siglo XX tu trabajo era ofrecer mercaderías o servicios. En el Siglo XXI tu rol debería estar más centrado en ayudar a los clientes a tomar buenas decisiones de compra. Proveer un diferencial, estar a disposición, asesorar.

Si sos del área técnica, vivís en el mundo de solucionar problemas. Tu trabajo no es sólo arreglar lo que se rompió. El cliente busca soluciones integrales, anticipar problemas, mejorar performance, ahorrar costos, mejorar la calidad, reducir el impacto ambiental, etc.  

Si estás en áreas de administración, compras, RRHH, finanzas, tu trabajo es contribuir a que la organización cumpla su misión. Es decir, tu cliente es interno. Contabilidad no hace “los números”. Está allí para ayudar a la Gerencia a tomar decisiones. RRHH estará para cuidar la calidad de vida de los empleados. Esto mismo aplica para los líderes de equipo. Están para que el equipo cumpla su misión.

¿Cuál es tu trabajo?

Te desafío a que pienses cuál es realmente tu trabajo. Pensalo. Vas a ver que entender cómo contribuís a mejorar la calidad de vida de alguien hará que tu trabajo cobre un significado completamente distinto. ¿Me comentás cuál es?

PD: Les dejo aquí la charla de Fredy Kofman

El error fundamental que todos cometemos al describir nuestro trabajo
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