Cuando éramos chicos uno de los momentos más especiales del año era la entrega del boletín. Un poco más de grandes en la secundaria, este momento se tornaba un tanto estresante. Las apuestas eran más importantes: nos jugábamos pasar de año.
Sin darnos cuenta en la adultez seguimos teniendo un boletín. No lo vemos pero está. En lugar de tener asignaturas, incluye los diferentes roles de la vida: trabajo, familia, amigos, salud, etc. En cada uno de estos roles invertimos tiempo y energía. Y también conseguimos diferentes resultados. En algunas “materias” aprobamos con holgura. En cambio en otras ni siquiera llegamos al 4.
El problema del desequilibrio en los roles de la vida, así como en el boletín de la escuela, es que tarde o temprano nos pasa factura. En la escuela, si nos llevábamos previa una materia podíamos “zafar” un año y hasta llevarnos otra más. Pero en algún momento había que aprobarlas.
En la vida nos sucede lo mismo. Si en alguno de los roles tenemos malos resultados, nos encontraremos con una sensación de “éxito vacío”. Los importantes logros en ciertas áreas no compensan la falta de resultados en las otras.
Tanto por mi experiencia personal, como de mucha gente que me rodea, me encuentro con este fenómeno más de lo que quisiera. Atrapados en maratónicas jornadas de diez, doce o más horas de trabajo por día, llegamos a casa y nos preguntamos “¿para qué?”…
En este juego de la vida los promedios no te ayudan. Si querés tener una vida feliz y plena, necesitás equilibrio. Necesitás aprobar todas las materias. Acordate del resto de los roles que tenés descuidados. Dedicales un poquito más de tiempo. Vas a ver que sorprendentemente esto te va ayudar a ser más exitoso en los roles que más te importan.