¿Qué es mejor, tener un millón o ser millonario? ¿Ser escritor o publicar un libro? ¿Duplicar las ventas o ser un gran vendedor?
Detrás de todas estas preguntas existe un mismo dilema que veo todos los días en el mundo corporativo. Enfocarse mucho en los objetivos y poco en las acciones que te hacen convertirte en la persona capaz de alcanzar esos objetivos. Voy a explicarlo con un ejemplo.
Este año me propongo…
Imaginemos que te proponés hacer más ejercicio. Y para motivarte te ponés un objetivo muy desafiante: correr una maratón de 42km en un año. Consultás con gente experimentada y te confirman que dada tu condición física, es posible alcanzarlo.
Llega ese esperado momento al cabo de un año y empieza la carrera. Te sentís motivado, seguro, contento con tu desafío. Pasan los kilómetros y aparecen los primeros dolores, el cansancio, pero no es suficiente para detenerte. Seguís firme. En la línea de llegada espera toda tu familia y amigos, para celebrar juntos la hazaña. Pero pasado el kilómetro 41 sentís que no das más…llega el kilómetro 41,9 y caes rendido, sin aire.
¿Qué sentirías en ese momento? Frustración, bronca, desilusión, tristeza, etc…No cumpliste tu objetivo, por casi nada, pero no lo cumpliste. Fracasaste…. ¿fracasaste?
¿Es siempre bueno definirse objetivos?
En todos mis cursos defiendo los objetivos. Orientan los esfuerzos, motivan hacia el logro. Sirven. Sin embargo, cuando uno sólo se enfoca en lograr el objetivo, tal vez pueda perder la perspectiva de lo que realmente significa ese objetivo. ¿Recuerdan cómo empezó la historia? Te habías propuesto hacer más ejercicio. Y en el plazo de un año lograste correr una maratón de 41,9 kilómetros: un logro muy importante.
El objetivo de llegar a la meta de 42 kilómetros en un año fue una arbitrariedad propia, un medio solamente para lograr algo mucho más importante: ser una persona capaz de correr una maratón, que a su vez también es un medio para hacer más ejercicio y sentirse mejor, que era el fin último.
Hábitos 1 – Objetivos 0
Creo que algo mucho más importante que definir (y hasta lograr) un objetivo es desarrollar un hábito. Siguiendo la historia, más allá de correr en un año 42 kilómetros, lo importante será salir a correr 4 veces por semana, por ejemplo.
Si el hábito se forma y se sostiene, el resultado eventualmente va a llegar, cuando tenga que llegar.
No podemos controlar los resultados, pero siempre podemos controlar las cosas que hacemos para conseguir esos resultados. Enfocate en el sistema, en el hábito, en la rutina y olvidate por un momento del objetivo.