El primer día creó el día y la noche. El segundo el cielo y el mar. El tercero las plantas. El cuarto el Sol y la Luna. El quinto los peces y las aves. El sexto los animales y los seres humanos. Y el séptimo día descansó. Según el mito de la creación, Dios creó el mundo en seis días.

Podría tranquilamente haberlo hecho el mismo día, ¿no? Por algo es Dios… Pero no. Dios sabía que debía hacerlo paso a paso ¿por qué?

Somos pecadores y… procrastinadores

¿Te pasó alguna vez que tenías un proyecto y te dijiste “no sé ni por dónde empezar”? ¿O que por falta de planificación (o ansiedad) empezaste varias cosas a la vez y no terminaste nada?

Cuando nos encontramos con un proyecto que tiene cierta complejidad es muy fácil caer en la procrastinación, ese mal hábito de postergar. A nuestra mente procrastinadora le encantan los proyectos ambiguos, densos, imprecisos. Son la perfecta excusa para no hacer nada.

Mezclado con la complejidad aparece otro factor, a veces un poco oculto: el miedo, gran contribuyente a la procrastinación. Cuando el proyecto es difícil y el fracaso puede resultar costoso, el miedo entra en acción y nos paraliza.

El poder de la acción

El mejor remedio contra la procrastinación, o bien la parálisis, es la acción. Por lo tanto, para poder avanzar entonces es necesario tres componentes: claridad de objetivos, tareas pequeñas y claridad de la próxima acción.

Claridad de objetivos para comprender exactamente qué se quiere lograr. Luego separar este objetivo en pequeños pasos. Por último, tener claro el próximo paso que uno pueda ejecutar es clave. Insisto: que uno pueda ejecutar. No se trata de un RESULTADO, sino de una ACCIÓN (cerrar tres ventas vs llamar a diez clientes). Uno no genera resultados, sino que toma acciones que si todo sale bien producen el resultado esperado. No es lo mismo para la mente. La acción se puede ejecutar, el resultado no.

Por lo tanto, cuando te encuentres estancado con un proyecto recordá los siguientes pasos:

  1. ¿Qué es lo que exactamente querés lograr? (No es lo mismo “viajar por el mundo” que “ir a Italia en marzo del año que viene”)
  2. ¿Cómo podés separar el proyecto en tareas pequeñas (Sacar pasaje, reservar hoteles, renovar pasaporte, pedir vacaciones, consultar excursiones, etc)
  3. ¿Cuál es la próxima acción que puede poner el proyecto en movimiento? (pedir vacaciones al jefe).

Se puede tratar de la mismísima Creación, migrar un sistema, rediseñar la estrategia, terminar la universidad, remodelar la casa, etc. Siempre es útil clarificar objetivos, particionar el proyecto en tareas y enfocarse en la próxima acción. Amén.

Si hasta Dios usa esta herramienta, vos también deberías usarla…
Compartí este post:
Facebooktwitterlinkedin
Etiquetado en:        

Un pensamiento en “Si hasta Dios usa esta herramienta, vos también deberías usarla…

Responder a Martín Hapes Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *