Las emociones tienen un impacto directo en los resultados de las organizaciones. Saber manejarlas requiere inteligencia emocional, es decir, esa habilidad para poder gobernar las emociones y no que ellas te gobiernen. Si hiciéramos una simplificación, en los entornos de
Test de Liderazgo: ¿Sos estufa, ventilador o termostato?
