Estoy escribiendo este artículo al mismo tiempo que Mark Zuckerberg, fundador y CEO de Facebook, está declarando en el Senado de EE.UU. por el escándalo desatado con la filtración masiva de datos personales a través de la consultora Cambridge Analytica. Me pareció oportuno hablar sobre las relaciones personales y qué es lo que dice la ciencia al respecto.

El número de Dunbar

El ser humano es un animal social. Desde tiempos remotos vivimos en grupos y entre otras cosas esta sociabilidad ha contribuido en forma decisiva a nuestra supervivencia. Los beneficios son claros: protección, división del trabajo, separación de roles, recreación, etc. Mantener relaciones personales fluidas y saludables con mucha gente nos hace la vida más fácil y también más feliz. Pero, ¿con cuántas personas uno puede tener este tipo de relación?

Ese fue el desafío que el antropólogo Robin Dunbar se propuso. Según sus investigaciones ha comprobado que las sociedades primitivas crecían hasta alcanzar un número, pero más allá de ese número, era necesario abrir el grupo en dos. Es decir, existiría un límite para mantener un grupo unido, un límite para que las personas de ese equipo tengan confianza mutua y estén dispuestas a cooperar entre todas. Y según Dunbar ese número es 150.

Más interesante me pareció que este valor no es casual, sino que está relacionado con nuestra capacidad cerebral. Otras especies tienen otros números (menores), en relación a su cerebro.

Cómo surge la confianza

¿Con cuántas personas te sentirías cómodo pidiendo un favor personal? ¿Cuántas invitarías a comer a tu casa? ¿A cuántas personas le pedirías que cuide a tus hijos una noche? Si hicieras una fiesta muy especial (casamiento, bautismo, etc), ¿a quiénes invitarías sin contar a la «gente invitada de compromiso»?

El número de Dunbar es un promedio, no es exacto. Pero creo que tiene muchísimo sentido. Es muy difícil mantener muchas relaciones personales cercanas en la que fluya la confianza. Y no creo que esto sea particularmente un problema.

Uno podría argumentar que en el siglo de las redes sociales este concepto podría quedar obsoleto. Tanto en Facebook, Instagram o cualquier otra red, uno puede tener miles de contactos. ¿Pero son realmente relaciones personales de confianza, tal como las describí antes? Las relaciones humanas se pueden comenzar por las redes sociales, pero los vínculos de confianza se forjan en persona, a través del contacto frecuente. La neurociencia lo confirma: el contacto humano (apretón de manos, saludo, abrazo, palmada en la espalda, beso) activa los químicos de la confianza. El Skype, que sería lo más parecido al contacto cara a cara, no produce el mismo efecto. Menos aún intercambiar mensajes, fotos o likes.

Por lo tanto algo muy importante a tener en cuenta es:

a) Buscar espacios para compartir tiempo en formato presencial. Juntate en persona, y dejá el celular en el bolsillo.

b) Tener miles de contactos en las redes no está mal. Solo no confundamos «contactos» con verdaderas relaciones de confianza.

c) Si buscás que las demás personas te ayuden/cooperen, conocelas en persona. Descubrí su lado humano. No es lo mismo hablar con «el chico de sistemas» que con Fernando, casado, padre de dos chicos, que vive en Boedo. Nuestro lado humano nos une, nos acerca y eso potencia la confianza.

Reflexiones particulares para líderes

El desarrollo económico hace que cada vez sea más normal trabajar en organizaciones con miles de personas. Siguiendo el argumento de Dunbar, en esas organizaciones es humanamente imposible que la empresa en su totalidad funcione como una unidad, adonde fluya la cooperación y la confianza. Las personas ni se conocen. Y si ni siquiera se conocen, ¿van a estar dispuestas a cooperar? Es más, el líder de la organización, tampoco puede conocer a su gente y menos aún estar al tanto de sus vidas. ¿Cómo es posible generar un vínculo de confianza entre líder y equipo si están tan lejos?

Esto no significa que toda empresa deba tener como máximo 150 personas. Sino que es indispensable que una vez que supere ese número, se organicen de forma tal que haya un CLARO y VERDADERO líder por cada 150 personas como máximo. Alguien que sea un referente, con acceso a todo su equipo y que sea el defensor de equipo en la organización.

Soy consciente que normalmente los equipos tienen un número mucho menor de personas, hasta 20 personas por lo general. Pero no todos esos equipos tienen un VERDADERO líder, sino un jefe con un rol de «mando medio» para actuar como nexo entre el líder y la gente. Pero las personas necesitamos líderes que nos guíen, inspiren, nos provean dirección y protección.

¿Cuál es el número máximo de amigos que podés tener? ¿Qué dice la ciencia?
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