Hace más de diez años que doy capacitaciones en diferentes compañías. No conozco ni una que esté exenta de batallas internas entre diferentes departamentos. Varían en intensidad: a veces son simples roces, en otros casos guerra a gran escala. Pero siempre pasa.

Los jugadores suelen ser los mismos: comercial vs operaciones, casa matriz vs sucursales, calidad vs comercial, atención al cliente vs operaciones, compras y finanzas vs eh….todo el mundo, etc.

Los cortocircuitos entre diferentes áreas suelen responder a diferentes incentivos, por ejemplo: comercial quiere vender lo más que pueda y operaciones quiere cumplir con sus planes de producción en tiempo y forma.

El problema no pasa por los incentivos individuales de cada área. Son imprescindibles. El conflicto se escala cuando la gente de olvida del Titanic.

Trabajo en equipo = supervivencia

Hace un poco más de 100 años zarpó el barco catalogado como indestructible. Partiendo de esa base, la empresa intencionalmente colocó menos botes salvavidas que los necesarios. Era conveniente para el negocio, así se podían vender más boletos. También se quiso adelantar el horario de llegada, navegando más rápido de lo normal en una zona minada de icebergs. El resto… es historia, todos vimos la película. 

No tengo dudas que este tipo de decisiones generaron tensiones dentro del equipo. Cada uno respondiendo a sus intereses individuales empujó lo que más pudo para conseguir sus resultados.

El problema de este tipo de pensamiento es no tener en cuenta que todos iban en el mismo barco. Y si el Titanic se hunde, nos hundimos todos. Desde el que quería llegar antes hasta el que quería respetar los tiempos. Desde el marinero de nivel más bajo hasta el capitán.

Conclusiones

Las empresas son como un barco. Cada uno trabaja en un sector distinto y hace lo mejor que puede para ese sector. Por eso lo miden y le pagan el sueldo. Pero cuando estos resultados empiezan a generar roces con las demás áreas, no debemos olvidar la lección del barco indestructible. Lo que hacemos o dejamos de hacer afecta a los demás. Al final de cuentas, la primera y última razón de ser de cada área de la compañía es contribuir a que el barco llegue a buen puerto.

Esto implica un ejercicio de empatía, de ponerse en el lugar de la otra área así como tener una perspectiva sistémica de la organización. Mirar las cosas como capitán, como un todo. Y entender que si el otro fracasa, posiblemente luego fracasaré yo.

PD: Muchas gracias Abner Lerman del equipo de Sandvik por haberme aportado la frase del Titanic!

Cómo mejorar la cooperación de tu equipo pensando en el Titanic
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