-Vos que la tenés clara con el excel, ¿me ayudás con esta fórmula?
-Dale, pasámelo por mail.
-No sé qué decirle al cliente…está re enojado por la demora del envío, ¿lo llamás vos y le explicás?
-OK, decile que lo llamo más tarde.
-No me acuerdo como se subía esto al sistema, ¿cuando puedas lo cargás vos?
-¿Te acordás que lo había explicado? Mmm…bueno dale, pero que sea la última vez…
Estoy seguro que has vivido alguna situación así, en la cual algún compañero de trabajo te pide una ayuda. Y vos, queriendo ser buen compañero y cooperar has aceptado. Cuando hablamos de casos aislados esto no es un problema. De hecho le llamamos hacer un favor. Pero en el momento que se torna un comportamiento recurrente se convierte en un problema.
El origen de la confusión
¿Qué tienen en común todas estas situaciones? Tenemos a una persona que tiene un tema a resolver y te pide ayuda. Pero al final de la conversación:
¿Quién es el nuevo dueño del problema? VOS.
¿Qué hace el otro mientras vos le hacés el trabajo? NADA.
¿Qué va a pasar la próxima vez que el otro tenga el mismo problema? ¿A quién va a acudir? A VOS.
¿Y qué pasa si te equivocás…quién es el responsable? No lo sé…pero seguro algún costo pagás.
Por lo tanto esta persona no te está pidiendo una AYUDA sino te está pidiendo que lo HAGAS el trabajo. Cuando confundimos ayudar con hacer estamos alimentando un comportamiento que te quita tiempo y genera dependencia.
Ayudar versus Hacer
Cuando vos ayudás al otro, la responsabilidad primaria del problema siempre queda del otro lado. Al ayudar, tu intervención debería ser breve, acotada sólo a un problema puntual. Ayudar implica no sólo asistir, sino dar las herramientas para que a futuro el otro pueda resolver el problema solo…es decir, hay aprendizaje. Y si hay aprendizaje, hay menos chances que la situación se repita a futuro.
En cambio, cuando vos le hacés el trabajo al otro, la responsabilidad primaria es tuya. Al tener que hacer el trabajo, lleva más tiempo que sólo responder a una duda puntual o dar una instrucción específica. Como el otro se queda tranquilo que vos lo hacés y no interviene en la solución del problema no hay aprendizaje. Por lo tanto, a futuro te vuelve a llamar.
Una nueva forma de responder
-Vos que la tenés clara con el excel, ¿me ayudás con esta fórmula?
–Dale, pasámelo por mail. -Estoy justo con otro tema, pero si querés te paso mi machete de fórmulas, fijate ahí que seguro está el paso a paso de cómo resolverlo.
-No sé qué decirle al cliente…está re enojado por la demora del envío, ¿lo llamás vos y le explicás?
-OK, decile que lo llamo más tarde. -Hace una cosa: explicale el problema que tuvimos con el transporte, pedile disculpas y ofrecele un descuento para la próxima compra. Así yo le respondo a todos los clientes y generalmente funciona.
-No me acuerdo como se subía esto al sistema, ¿cuando puedas lo cargás vos?
-¿Te acordás que lo había explicado? Mmm…bueno dale, pero que sea la última vez. -Sé que es un poco confuso a veces…Te propongo algo: venite a las 4pm y mientras yo suba un caso al sistema, vos tomás nota de lo que hago y en vivo te sacás las dudas. Así ya te queda el instructivo y la próxima lo sabés hacer…¿te parece?
En todos estos casos estamos cambiando la dinámica para tener a futuro nuevos resultados. No seamos chapulines y llevémoslo a la práctica!
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