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Hay una escena de la película “En busca de la felicidad” que se reprodujo tantas veces en YouTube que ya forma parte de la cultura popular (Si no la viste te recomiendo buscarla más abajo).
Se trata de la práctica de básquet que tuvieron Chris Gardner y su hijo. Sin embargo, en el análisis de esta escena la mayoría se enfoca en una parte (el hijo) pero ignora la actitud del padre, que nos deja un aprendizaje muy importante. Me explico:
El pequeño Christopher le dice a su padre que cuando sea grande quiere ser basquetbolista profesional. Chris padre le hace saber que es una mala idea; ni él ni su hijo tienen talento para eso. Mejor que se dedique a otra cosa.
Al escuchar esta negativa, Christopher arroja la pelota abandonando el juego. Y allí el padre pronuncia esa gran frase que dice:
“Nunca dejes que alguien te diga que no puedes hacer algo. Ni siquiera yo. Si tienes un sueño, debes protegerlo.”
Me encanta el mensaje del padre, coincido. Por más que los demás no crean en vos, debés seguir adelante. Pero eso lo dice DESPUÉS de haber criticado a su hijo, quien no le pidió ningún tipo de recomendación y recibe un sopapo gratis.
¿Ver para creer o creer para ver?
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Qué rápidos y furiosos son algunos para juzgar. Es un deporte que practican con una crudeza voraz sin darse cuenta del daño que producen.
Es fácil creer en el potencial de LeBron James después de ganar cuatro premios MVP de la NBA. De hecho, no hay nada para CREER…ya se VE el potencial. Pero cuando era un muchacho pobre de Ohio, sin padre y sin hogar estable, hubo alguien que CREYÓ en él antes de VER. Para poder ver los resultados primero hay que creer. Y lo que los demás creen, muchas veces nos afecta.
¿De qué sirve el comportamiento pisa-brote? ¿Qué ganamos criticando los sueños de los demás? ¿Realmente estamos ayudando al otro así? Si nos preguntan podemos opinar, pero no es lo mismo que criticar. Repito: opinar no es lo mismo que criticar. Ejemplos:
Chris padre CRITICANDO: “No tenés talento para el básquet; dedicate a otra cosa”
Chris padre OPINANDO: “Me gustaría que te dediques a otra cosa”. Punto.
Y aún mejor, ¿para qué opinar? Tal vez mejor ahorrarse el comentario. Porque, en última instancia: ¿QUIENES SOMOS PARA OPINAR?
Evitemos el comportamiento PISA-BROTE. Guardemos ese mensaje. No critiques a tus compañeros, colaboradores, hijos, padres, amigos…¡a nadie!
Dejemos que el otro haga su propio camino. Puede ser que se equivoque, que sufra, que fracase. ¿Pero qué pasaría si tiene razón?
Saludos, Maxi Hapes.
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