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No podemos evitarlo: nos encantan las soluciones mágicas. Pero todos sabemos que, en el fondo, no funcionan (salvo para los que promocionan estas “soluciones” y se llenan de dinero con eso).
En realidad, parte del éxito comercial de estas soluciones es que generalmente producen algunos cambios en el corto plazo. El problema es que no se sostienen. Y gran parte eso se explica por no entender cómo funcionan los procesos de cambio de conducta en los seres humanos.
La ciencia del cambio incremental
Cambiar un comportamiento enraizado depende de varias dimensiones. Tomemos por ejemplo la timidez. Ser tímido responde a un rasgo de la personalidad que tiene raíces profundas. No estoy tan seguro que alguien híper introvertido pueda convertirse en Jim Carrey. Pero si creo que a través de un proceso incremental pueda mejorar muchísimo.
Una vez superada la etapa de CREER en el cambio (paso importantísimo) viene la etapa de ACTUAR en el cambio. Es decir, empezar actuar de otro modo.
El tema es que cambiar cuesta trabajo pero por sobretodas las cosas, consume energía adicional. Nuestro cerebro debe dedicar recursos extra para hacer las cosas en forma diferente. Implica salir del “modo automático” y de la famosa zona de confort.
Ese consumo de energía adicional hace que nuestra capacidad de avance sea limitada. Por lo tanto, no hay magia. Es posible acelerar en cierto grado el proceso, pero para que sea sostenible hace falta tiempo y repeticiones.
Con el tiempo, esta nueva forma de actuar se vuelve natural. El cerebro economiza energía en la tarea y puede dedicar este sobrante a aprender cosas nuevas.
Consejos para implementar el incrementalismo
Es bastante fácil entender porqué funciona el incrementalismo. Lo difícil es ponerlo en práctica. Aquí van unos consejos sobre cómo empezar:
- Implementá un cambio a la vez. Focalizá tu energía. Si te decidís crear tu propio negocio, tal vez no sea el momento de rendir esas materias pendientes. En momentos de estrés es posible que no te alcance la fuerza de voluntad para sostener ambos frentes.
- Definite objetivos híper cumplibles. Pensá en chiquito, para luego alcanzar algo grande. Establecete metas de cortísimo plazo y que sean cumplibles. Por ejemplo, al cambiar la alimentación no pases de todos los días comida chatarra a veganismo zen. Eso no funciona. En cambio, comenzá a reemplazar algún alimento, tal vez gaseosa por agua, luego helado por fruta, etc. Necesitas victorias de corto plazo que te empujen a ir por más.
- Establecé métricas y llevá un control minucioso. Hay una frase que dice “lo que no se mide, no se mejora”. Muchas de las cosas que no mejoran en nuestra vida tienen que ver con la falta de consciencia. Medir regularmente tu avance hace posible evaluar tu progreso y hacer correcciones. Ejemplo: si estás estudiando un idioma, proponete aprender X palabras nuevas por mes.
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